Si amar fuera fácil no habría tanta gente amando mal, ni tanta gente mal amada.

Si amar fuera fácil no habría tanta hambre, ni tantas guerras, ni gente sin apellido.

Si amar fuera fácil no habría niños en las calles sin tener a nadie, no habría orfanatos porque las familias serenas adoptarían más hijos, ni hijos mal concebidos, ni esposas mal amadas, ni prostitutas, nunca nadie negaría lo que juró en el altar, ni habría divorcios jamás.

Si amar fuera fácil no habría ladrones, y las mujeres embarazadas no abortarían, ni habría asesinos, ni precios exorbitantes, ni los que ganan demasiado, ni los que ganan de menos.

Si amar fuera fácil no habría soldados, pues nadie agrediría.

El amor es un sentimiento que depende de un «yo quiero», seguido de un «yo espero».  La voluntad es rebelde, el hombre, un egoísta que maximiza su «yo».  Por eso, el amor es difícil.  Jesucristo no jugaba cuando nos mandó  a amar. Y, cuando murió amando, dio la suprema lección: 
No se ama porque es fácil, ¡Se ama porque es preciso!

Solamente tenemos una vida para vivirla en amor, en responsabilidad.  De nosotros depende si elegimos ser felices o no, esa decisión es solo nuestra. La vida se construye de recuerdos; recuerdos que se graban en el alma y se recuerdan en nuestra vejez, ¿tú qué tipo de recuerdos quieres para tu vida?  

Lic. Gerardo Rangel Guzmán.